sábado, 31 de julio de 2010

Il tuo vizio è una stanza chiusa e solo io ne ho la chiave (Sergio Martino, 1972)

Título internacional: Your Vice is a Locked Room and Only I Have the Key
Origen: Italia
Duración: 96 minutos
Guión: Adriano Bolzoni, Ernesto Gastaldi, Sauro Scavolini
Fotografía: Giancarlo Ferrando
Montaje: Attilio Vincioni
Música: Bruno Nicolai
Producción: Luciano Martino
Elenco: Anita Strindberg, Luigi Pistilli, Edwige Fenech, Ivan Rassimov, Franco Nebbia
Link de descarga (película y extras)
Subtítulos en castellano (sólo de la película, los extras vienen con subs en inglés)
Entrada en imdb

Puntaje: 10


 

Se supone que este es el menos logrado de los cinco gialli realizados por Sergio Martino entre 1971 y 1973. Y hay consenso de que el mejor de todos es Torso, realizada un año después que Tu vicio es una habitación cerrada y sólo yo tengo la llave (el mejor título de la historia del cine, claro está). En mi opinión, Tu vicio... es el mejor de todos ellos, seguido de muy cerca por Todos los colores de la oscuridad, que no es estrictamente un giallo, pero tiene muchas de las características estéticas y narrativas de aquel subgénero (y al elenco casi estable de los gialli de Martino). Torso, en cambio, y si bien la vi una sola vez, me parece la menos buena de todas estas películas, pero igualmente se vuelve inolvidable gracias a su última media hora, toda una lección de climas que viene a prefigurar los terrores americanos de fines de los setenta y buena parte de los ochenta. De hecho, tampoco Torso es un giallo propiamente dicho -es más bien uno de los primeros intentos de slasher movie, de ahí eso que digo de que prefigura el cine de años posteriores-, pero ocurre lo mismo que con Todos los colores.... Igualmente, mi favorita de todas las películas que vi hasta ahora de Martino es su regreso al subgénero de los asesinos misteriosos vestidos de negro en 1975: Muerte sospechosa de una menor. La particularidad de esa película es que se trata de una comedia disparatada. Sí, Muerte sospechosa de una menor es la Top Secret, la ¿...Y dónde está el piloto? del giallo. Pero bueno, ya hablaré de todas estas películas, así que vayamos a la que nos ocupa.

Como suele pasar en sus películas, Martino utiliza el giallo de forma totalmente lateral. Es claro que ni a él ni a los guionistas (entre ellos Ernesto Gastaldi, uno de los mejores de la historia) les interesa demasiado la fórmula y estructura giallística, y así, la identidad del asesino se descubre a la mitad de la película, como sacándoselo del camino para girar la atención a lo que realmente importa. Algo similar sucedía en el primer giallo de Martino, El extraño vicio de la Señora Wardh. Obviamente, lo que realmente importa aquí son los personajes y su historia, anclada en el terror gótico (ahí está Edgar Allan Poe en los créditos; la película dice estar basada en El gato negro pero también tiene elementos de varios otros cuentos de Poe) aunque con un aggiornamiento en los conflictos para que éstos sean acordes a la época, y con una alta cuota de melodrama.

Tu vicio... es una película terrible repleta de personajes terribles. Ya desde la primera escena se nos presenta al personaje de Oliviero, un escritor en decadencia, como un verdadero hijo de puta y un sádico de aquellos. Oliviero vive recluido junto a su sometida mujer Irina (Anita Strindberg) en una casona de un pueblito de provincias. Cada tanto, el hombre invita a un grupo de hippies de una comuna cercana a fiestas que suelen terminar en orgías. En dicha primera escena, que transcurre durante una de estas reuniones, Irina no quiere tomar vino, a lo que el hombre responde haciéndola tomarlo de prepo, tirándola al suelo y abusando de ella frente a todos los presentes. También hace lo propio con su mucama.

Por supuesto, la película muestra los comportamientos de Oliviero como aberrantes, pero Martino no utiliza a este personaje para bajar línea moralista. No está en contra de las orgías que se arman allí ni se preocupa demasiado por las infidelidades en la pareja. Acostumbrados como estamos al típico moralismo patriarcal del cine de terror, las películas de Martino sorprenden al mostrar personajes en parejas abiertas, sin demasiados problemas a la hora de ir a los bifes con quien sea. Muchos califican a estas películas de misóginas, pero no creo que sea el caso. Si bien vemos a Irina sufrir todo tipo de abusos y maltratos, cuando ella se acuesta con Floriana (la hermosa Edwige Fenech), sobrina de Oliviero que llega de visita, vive su momento de felicidad. Para este personaje, el sexo (el bueno, no el forzado), es la salvación. Es raro ver algo así en una supuesta exploitation movie.

Lo que nos lleva otra equivocación que, creo, suele existir cuando se habla de misoginia en el cine. El personaje de Floriana, si bien por un momento viene a ser la salvación de Irina, es casi tan hija de puta como su tío, con quien también se acuesta (Oliviero también tenía sexo con su propia madre). Es una femme fatale con todas las letras: es manipuladora, mezquina, ambiciosa. Y muchos suelen ver a las femme fatales como resultado de una concepción misógina del mundo femenino, debido a sus cualidades negativas. Se lo hace con el film noir y, por ejemplo, con el personaje de Sharon Stone en Bajos instintos. Si me preguntan a mí, esto quiere decir que, para cierta gente, las mujeres en el cine deben ser tratadas de forma “especial”, políticamente correcta. Y la corrección política siempre suele jugar en contra, ya que al exigir un trato especial para con un grupo en específico, es ahí mismo donde se hace la diferencia. Por tanto, en estos casos, quienes terminan incurriendo en la misoginia son los mismos que la denuncian. Lo importante es que suele tratarse de personajes fuertes, con determinaciones, y no creo que haya nada más lejano de la misoginia que eso.

Pero basta de géneros y vayamos a los géneros. Cinematográficos, claro está. Como dije, la película elude al giallo en cuanto puede. Pero eso no quiere decir que, cuando aparece, no se le preste atención. Los asesinatos están filmados y coreografiados con la maestría y creatividad propias de Martino, y la película mantiene un suspenso sostenido hasta su excelente y perturbador final. Que se aleje de la trama policial no quiere decir que se aleje de los géneros; la película, mientras nos machaca con su melodrama exacerbado (y no, no estoy siendo redundante; estoy potenciando nomás), nos asusta en todo momento. Y la culpa de esto la tiene el maldito gato que justifica la adaptación del cuento de Poe, un ser más desagradable y malvado que todos los personajes humanos juntos, y que atormenta a Irina aún más que su marido. Hay que sacarse el sombrero frente a este gato actor, porque la verdad es que lo que hace aquí es tremendo. Un bicho enorme, gigantesco que es pura maldad, y que se la pasa haciendo esos espantosos y aterradores ruidos que suelen hacer los gatos cuando están en celo. Encima, se llama Satán.

Trailer no oficial:




martes, 9 de enero de 2007

The Baby (Ted Post, 1973)

Origen: Estados Unidos
Duración: 84 minutos
Guión: Abe Polsky
Fotografía: Michael Margulies
Montaje: Bob Crawford Sr., Dick Wormell
Música: Gerald Fried

Producción: Abe Polsky, Milton Polsky
Elenco: Anjanette Comer, Ruth Roman, Marianna Hill, Suzanne Zenor, Beatrice Manley, David Manzy
Link de descarga
No encontré subtítulos, ni en castellano ni en inglés. Si alguien encuentra, por favor avisen.

Puntaje: 8




Lo primero que llama la atención de esta película del generalmente correcto artesano Ted Post, director de episodios de varias series de TV como The Twilight Zone, Columbo y Baretta y de films eastwoodeanos como La marca de la horca y Magnum Force, es que la MPAA le haya dado en su momento una calificación PG. Y es verdad, no es que haya sangre a borbotones ni, mucho menos, gore, pero también es verdad que el contenido de The Baby calificaría el día de hoy sin demasiado esfuerzo para un temible NC-17. Esto no hace más que hablar del nivel de pacatería que hay hoy en día, pero The Baby no deja de ser una película de un nivel de perversión que no se ve por estos días en el cine de Hollywood.

La película cuenta la historia de una trabajadora social que va a visitar a una familia compuesta por una madre dominante y sus dos hijas, todas ellas tan trastornadas que parecen parientes de las chicas Beale, las inolvidables protagonistas del documental Grey Gardens de los hermanos Maysles, y un bebé. La particularidad es que este bebé, el “benjamín” de la familia, tiene en realidad 21 años, pero duerme en cuna, usa pañales y ese tipo de cosas. La asistente social quiere comprobar que en realidad el niño no tiene ningún problema, sino que su madre y sus hermanas lo han criado así de lo locas que están nomás. O sea, una verdadera familia disfuncional; acá no se trata de una típica familia disfuncional light del cine indie americano. Pero si ya de por sí el punto de partida es puro morbo, y si pensamos que la película tiene también incesto, tortura y todo tipo de “barbaridades”, es interesante cómo The Baby es completamente sobria en lo visual. Post sabe perfectamente que lo que está contando es muy enfermo, y no recarga las tintas. Y es ahí donde esa calificación PG ayuda mucho a la película. El tipo metió “poco contenido objetable” pero a la vez hizo una de las películas más perturbadoras jamás realizadas.

Podría decirse que por momentos la estética de la película parece televisiva, y el hecho de haber sido realizada en “formato académico” (o sea, lo que en dvd se conoce como Standard o Full Screen) no hace más que contribuir a aquello, pero hay que decir que si bien se nota que el tipo vino de la TV, la estética recuerda a las series setentosas como Columbo en las que Post solía participar, donde había un cuidado más bien cinematográfico en la puesta en escena. The Baby puede parecer televisión, pero en todo caso se parece a la mejor televisión; está muy lejos del look de cualquier telefilm barato. Post encuadra muy bien, y es especialmente inolvidable el enfrentamiento sobre el final, en plena oscuridad y a base de sombras y siluetas apenas visibles.

Imprevisible como pocas, y con un final bien de película de terror de los setenta, repleto de ironía y con imagen congelada final incluida, que seguramente dejaría desencajado a cualquiera, The Baby mantiene el interés durante sus ajustados 84 minutos, con un par de baches narrativos que no afectan demasiado al disfrute general. Encima, es una película de terror que puede también ser leída como una comedia negrísima, pero que en ninguno de los casos sale perjudicada. Y hay que remarcar como otro mérito para los realizadores que el hecho de que haya un grandulón que duerma en corralito, use pañales y tome mamadera (o teta, en otra escena macabra de un catálogo de escenas macabras como lo es The Baby), no la haga caer en el más bajo de los ridículos. Puede causarnos gracia la primera vez que lo vemos, pero cuando sabemos las implicancias de todo esto (y más aún cuando vemos cómo el bebé es torturado con picana por una de sus hermanas) no nos dan más ganas de reirnos de eso.

Muchos critican que sonidos del bebé sean de un bebé real. Según la trivia de imdb, la voz del bebé era originalmente del actor que lo interpretó, pero cuando el audio fue remasterizado, parece que las grabaciones originales de dichos sonidos se habían perdido y fueron reemplazadas. No sé si esto será verdad y no vi la versión con el audio original, pero sí sé que el hecho de que de un tipo de 21 años salgan sonidos de un bebé de menos de un año de edad me asustó muchó, y crea una sensación de extrañeza que ayuda muchísimo a la película.

Ah, y posiblemente The Baby sea leído por varios como un film misógino, pero nunca una película con personajes femeninos así de maravillosos podría serlo.

viernes, 5 de enero de 2007

La casa dalle finestre che ridono (Pupi Avati, 1976)

Título internacional: House With the Windows That Laugh/The House With Laughing Windows
Origen: Italia

Duración: 110 minutos

Guión: Pupi Avati, Antonio Avati, Gianni Cavina, Maurizio Costanzo

Fotografía: Pasquale Rachini

Montaje: Giuseppe Baghdighian

Música: Amedeo Tommasi

Producción: Antonio Avati, Gianni Minervini

Elenco: Lino Capolicchio, Francesca Marciano, Gianni Cavina, Giulio Pizzirani, Vanna Busoni, Andrea Matteuzzi

Link de descarga
Subtítulos en castellano

Entrada en imdb


Puntaje: 10


Otra de las incursiones de Pupi Avati en el género de terror es también su mejor película, por no decir que es una de las mejores películas de todos los tiempos. Es increible cómo con nada este tipo puede hacer algo tan gigantesco. Al igual que Il profumo della signora in nero, obra maestra de Francesco Barilli que descubrí hace días nomás, La casa dalle finestre che ridono (es increíble la longitud de los títulos de giallos de los ’70; otros ejemplos: Perché quelle strane grocce di sangue sul corpo di Jennifer?, Rivelazioni di un maniaco sessualeal capo de la squadra movile e I corpi presentano tracce di violenza carnale, por decir sólo algunos) tiene un ritmo pausado y va en un crescendo hasta llegar a un final inolvidablemente perturbador. De hecho, también, al igual que la película de Barilli, se aleja muchísimo de los giallos convencionales de la época. Avati, como lo haría más adelante en Zeder, construye su propio universo, un universo perfecto y cerrado en sí mismo, y narra de manera clásica, sin las incoherencias tan propias del cine de terror italiano. Lo que la hace superior a Zeder es que aquí, si bien no todo se resuelve y algunas cosas quedan para la imaginación del espectador, la película no deja cabos sueltos.

El comienzo de la película es altamente aterrador, y hace pensar que lo que veremos a continuación va a seguir en esa línea. En él, vemos una imagen granulada y en sepia de un hombre siendo apuñalado una y otra vez. Los movimientos del hombre en ese plano son muy extraños, como si la escena estuviera proyectada al revés (lo cual es altamente posible), y encima la escena está ralentada. Lo que escuchamos en ese momento es una música muy lúgubre que hiela la sangre, mientras se oye algo que parece una especie de ritual macabro, que va a repetirse más adelante en la historia. Pero luego de este perturbador comienzo, la película toma un rumbo completamente diferente a lo que promete. Avati se toma su tiempo en desciribir a los habitantes del pueblito donde transcurre la película, al que llega nuestro héroe, Stefano (Lino Capolicchio), para restaurar una pintura de la iglesia del pueblo, que había sido realizada por un hombre a quien solían llamar “el artista de la agonía” por su tendencia a pintar gente que está apunto de morir. Es muy obvio que los habitantes ocultan algo, y Stefano se interesa en saber qué, más aun cuando empieza a recibir llamados anónimos diciéndole que se vaya del pueblo y no toque la pintura de la iglesia.

Decía que al empezar la película toma un rumbo diferente al esperable luego de semejate secuencia de títulos. Y ese es otro de los grandes méritos de la película. Uno nunca sabe lo que va a ocurrir en la escena siguiente. Esa imprevisibilidad que recorre a la película entera la hace todavía más angustiante, y Avati nos sorprende escena a escena. A Avati no le interesan las fórmulas; si bien la película mantiene un tono de policial hasta llegar al desorbitado final, nunca se rinde ante sus convenciones. Y es así como La casa... se las arregla para que, a pesar de estar narrada de manera pausada, uno nunca pierda el interés.

Salvo al comienzo y al final, no hay sangre en la película; todo es puro clima y atmósfera. Tampoco hay sustos baratos ni nada que se le parezca. La casa... da mucho miedo, pero esto Avati lo logra mediante toques sutiles, aumentando cada vez más el misterio sin recargar las tintas (salvo en el final, como dije). Y es una de esas películas que da placer ver; de una increible belleza en cada uno de sus encuadres y sus decisiones de puesta en escena. Avati suele renegar de sus incursiones dentro del género, pero la verdad no entiendo por qué. Tanto Zeder como La casa... son películas únicas dentro del género y dentro de su filmografía, y demuestran que el tipo conoce mucho del tema. La casa..., en especial, es una obra maestra del cine de terror, a pesar de ir completamente a contramano de lo que se suele hacer con este tipo de cine. Muestra a un director que con pocas pero poderosas armas puede lograr crear un universo pesadillesco y a la vez hermoso.

Trailer:


jueves, 4 de enero de 2007

Night of the Creeps (Fred Dekker, 1986)

Título en Argentina: El terror llama a su puerta
Origen: EEUU
Duración: 88 minutos
Guión: Fred Dekker
Fotografía: Robert C. New
Montaje: Michael N. Knue
Música: Barry De Vorzon
Producción: Charles Gordon
Elenco: Jason Lively, Steve Marshall, Jill Whitlow, Tom Atkins, David Paymer, Dick Miller
Editada en Argentina por Gativideo (VHS), aun no editada en DVD en ningún lado
Links de descarga:

Puntaje: 9



“JC (a Chris): For the record, this is Cynthia Cronemberg. And we’re...
Landis: ...Cristopher Romero and James Carpenter Hooper? (muestra su placa) Landis, homicide”.
Es una lástima que alguien como Fred Dekker no haya podido tener la gran carrera que merecía. Dirigió sólo tres películas; esta, que fue su opera prima, la extraordinaria The Monster Squad al año siguiente, y recién seis años después, la película que lo hundió para siempre, la injustísimamente subvalorada Robocop 3. También fue el autor de la idea original para el clásico House, de Steve Miner, y escribió varios episodios para la serie Cuentos de la cripta, uno de los cuales dirigió. Pero salvo por un par de guiones para Star Trek: Enterprise, Dekker no pudo hacer nada desde 1993. Encima, sus dos primeras películas, que son consideradas clásicos por muchos, no han podido editarse en DVD por diversas razones, principalmente por cuestiones de copyright, ya que ni él sabe quién tiene los derechos. Así que podríamos decir que estamos hablando de lo que comunmente se conoce como “director maldito”, lo cual, si ven por lo menos Night of the Creeps y The Monster Squad, se darían cuenta de que se trata de una injusticia.

Como podrán haber sospechado gracias a la cita que puse al comienzo, el de Dekker es un cine que desborda de cinefilia y de autoconsciencia. Como en las películas de Joe Dante (con quien Dekker comparte muchísimas cosas, cameo de Dick Miller incluido), los personajes tienen apellidos de directores de cine. Incluso los protagonistas asisten a la Universidad Corman. NotC es uno de esos actos de amor al cine, en este caso al cine clase B más burdo y adorable.

El comienzo de la película es antológico. En una nave espacial, vemos a unos extraterrestres con aspecto de bebés gigantes y la cara idéntica a la del Stewie Griffin de Family Guy, persiguiendo a uno de los suyos, que lleva un tubo en la mano, a escopetazos. Cuando hablan lo hacen mediante sonidos en un lenguaje que obviamente desconocemos, pero Dekker lleva esto mucho más allá. Como si la película hubiera sido hecha por extraterrestres, aparece un subtitulado en otro idioma incomprensible, y recién debajo de eso, entre paréntesis, se ven los subtítulos en inglés. El extraterrestre fugitivo dice “este experimento no debe salir de la nave” y acto seguido le disparan y vemos cómo el tubo sale de la nave. Corte a La Tierra, año 1959. En blanco y negro y con estética de sci-fi cincuentoso, vemos la segunda introducción de esta historia, que incluye el contacto de un terrícola con el dichoso tubo y un asesino serial suelto con hacha en mano.

Luego de esta doble intro llegamos al presente, al color, a la misma universidad donde transcurrió el segmento cincuentoso. Ahí se nos presenta a nuestro héroe, Chris, y su mejor amigo JC, que es gay y parapléjico y la película muestra esto con toda naturalidad y sin ningún tipo de alardes, lo cual la convierte en una película de avanzada. Chris y JC son los geeks del colegio. Chris quiere entrar a una fraternidad para conquistar a Cynthia, la chica que le gusta. Como rito de iniciación, el matón novio de Cynthia y sus secuaces les piden que se roben un cadáver de la morgue y lo dejen en la entrada de una fraternidad. Pero Chris y JC, por error, dan con un cadáver que no lo es. Se trata del cuerpo criogenizado del joven que en 1959 fue atacado por algo que salió del tubo extraterrestre.

Sin quererlo, estos chicos desencadenan una serie de sucesos que involucran gusanos que convierten en zombie a todo el que se cruce (la misma idea, con toda autoconsciencia, fue utilizada por James Gunn en la excelente Slither, editada directo a video aquí el año pasado). Y, de paso, logran el punto de partida definitivo para una de las películas más divertidas y adorables que existen. Sí, hay sangre, bastante, pero no se trata de una película de miedo, sino que es una gran comedia de terror. NotC es pura adrenalina, y su último tramo -salvo por el chiste tonto de los últimos segundos que le fue impuesto a Dekker por los productores; pueden ver el final original en uno de los youtubes de abajo)- es inolvidable. Una película ochentosísima en el mejor sentido, con excelentes gags y personajes entrañables.

Trailer:






jueves, 28 de diciembre de 2006

Il profumo della signora in nero (Francesco Barilli, 1974)

Título internacional: The Perfume of the Lady in Black
Origen: Italia
Duración: 101 minutos
Guión: Francesco Barilli, Massimo D’Avak
Fotografía: Mario Masini
Montaje: Enzo Micarelli
Música: Nicola Piovani
Producción: Giovanni Bertolucci, Aldo U. Passalacqua
Elenco: Mimsy Farmer, Maurizio Bonuglia, Mario Scaccia, Donna Jordan, Orazio Orlando
Link de descarga (película y extras)
Subtítulos en castellano (sólo de la película, los extras vienen con subs en inglés)
Entrada en imdb

Puntaje: 10




Película desconocidísima en todos lados, dirigida por un tipo que hizo otra película aun más maldita llamada Pensione paura, sin embargo se trata de uno de los puntos más altos no sólo del cine de terror italiano, sino también del cine a secas. Una película extrañísima al punto de lo lyncheano –aunque antes-, con algunas reminiscencias a El bebé de Rosemary, Il profumo della signora in nero es de esas películas de las que no se puede decir mucho, porque nada de lo que uno diga puede dar una idea de lo que es esto. Lo que sí puedo decir es que si la ven no se desalienten si la película les parece extremadamente lenta y piensan que no va a ir a ningún lado, porque Il profumo..., si bien tiene un ritmo pausado, va en un crescendo hasta explotar en los últimos minutos finales, con algunas imágenes altamente perturbadoras y uno de los finales más inolvidables que verán jamás. Es de esas películas en las que la brecha entre realidad e irrealidad es ínfima, y nunca sabemos si lo que está pasando realmente está pasando. O sea, como Mulholland Dr. Silvia (Mimsy Farmer) ¿está volviéndose completamente loca o realmente le están pasando cosas muy pero muy raras? ¿Es todo un sueño? ¿Es parte de todo esto un sueño? Y si la respuesta es esta última ¿qué partes son sueños y cuáles no? Todo eso se van a estar preguntando ya tiempo después de haber terminado la película, porque Barilli no da ningún tipo de respuesta fácil; nos entrega una película muy rara para que cada uno haga su propia interpretación.

Se pueden hacer cientos de interpretaciones de todo tipo sobre esta película, y muchas de ellas serían muy posibles, pero no me voy a poner a hacer eso aquí; es mejor que cada uno saque sus propias conclusiones sobre lo que vio. Lo que sí, les aseguro que Il profumo... es una película hermosa es todo sentido. Visualmente no tiene nada que envidiarle al cine de Dario Argento, con un maravilloso uso del color. Barilli encuadra con precisión cada uno de los planos de esta película, de forma elegante hasta cuando recurre al zoom. Suele encuadrar desde espejos y ese tipo de cosas, con angulaciones a veces muy raras, y hace un gran uso de la profundidad de campo. Ver Il profumo... es todo un placer. Lo que no hay aquí son las típicas sobreactuaciones que caracterizan al cine de terror italiano; todos, empezando por Mimsy Farmer, quien está sencillamente perfecta, actuan de manera más bien relajada y con pocos sobresaltos. De hecho, en casi nada se parece a los demás exponentes del terror italiano, ni siquiera en la manera en que se registran las escenas de violencia. La música de Nicola Piovani es otro de los infinitos logros de esta película, y rara vez parece ser la banda musical de una película de terror. De hecho, no hay demasiados momentos en los que se pueda emparentar a la película entera dentro del género. Si bien llega a ser muy gráfica, varios segmentos de la película van muy a contramano de las constantes de cine de terror.

Il profumo... es casi la definición de aquel término que usan los críticos y que a mí me gusta más bien poco, OVNI cinematográfico. Y es también una película que se debe sacar ya mismo del olvido, porque realmente se merece todo tipo de reconocimiento. Es difícil de ver y más difícil de entender, pero vale la pena. Es una lástima que este excelente director llamado Francesco Barilli tenga una filmografía tan escasa; ara cine tiene sólo esta película y la antes mencionada Pensione paura, y también hizo algunos documentales en video y un par de cortos que deben ser aun más inconseguibles. Pero esta película se consigue con sólo hacer doble click en link que puse en la ficha técnica. Cliqueen nomás, dudo que se vayan a arrepentir.

Trailer no oficial:


miércoles, 27 de diciembre de 2006

Zeder (Pupi Avati, 1983)

Título internacional: Revenge of the Dead
Título en Argentina: La venganza de la muerte

Origen: Italia

Duración: 95 minutos

Guión: Pupi Avati, Antonio Avati y Maurizio Costanzo

Fotografía: Franco Delli Colli

Montaje: Amedeo Salfa

Música: Riz Ortolani
Producción: Antonio Avati, Giuseppe Minervini y Enea Ferrario

Elenco: Gabriele Lavia, Anne Canovas, Paola Tanziani, Cesare Barbetti, Bob Tonelli
 
Link de descarga
Subtítulos en castellano
Entrada en imdb

Puntaje: 8


Ay, estos muchachos bizarristas. Si leen los “user comments” y algunas “external reviews” en imdb verán que muchos consideran que Zeder, una de las pocas películas de terror que realizó el gran Pupi Avati, es una de las peores películas de la historia. Claro, juega un papel importante el “factor decepción”; la película fue estrenada en EE.UU. con el título Revenge of the Dead y en el afiche tenía a un zombie saliendo de una tumba. Y lo que gracias a una chantada de los distribuidores americanos (que tuvo repercusiones en todo el mundo incluso en la Argentina, ya que allá lejos y hace tiempo fue editada en VHS con el título La venganza de la muerte y con una tapa que parecía prometer tripas al por mayor) pasó como una típica película de zombies a la italiana en la línea de Fulci, Umberto Lenzi y aledaños, es algo completamente distinto. Pero decir que una película es mala porque no hay zombies o que es aburrida porque no tiene gore, o que se la descarte por una avivada de quienes la distribuyeron fuera de Italia es cualquier cosa.

Se trata de un caso raro para una película italiana de terror. Primero porque realmente hay una historia a seguir y esta es bastante complicada, lo cual la aleja del estilo habitual de “estilo sobre sustancia” del cine de terror italiano. La película parecería seguir más la línea de Jacques Tourneur (a quien se cita en una escena con pileta de natación que remite a Cat People). Aquí los pocos zombies que hay no son el imaginario habitual de un zombie post-Romero, se trata más bien de “muertos que vuelven a la vida” simplemente, y la película se concentra en la investigación de su protagonista, un escritor a quien su mujer le regala una máquina de escribir usada en cuya cinta encuentra datos de una investigación de su dueño anterior, que ahondaba en unas tales “Zonas K”, lugares donde el tiempo queda suspendido y pueden ser utilizadas para que los muertos vuelvan a la vida.

Decía que acá no hay nada de gore, y también hay un par de asesinatos, pero estos no son particularmente chocantes. Pero lo que sí hay es una sensación de peligro constante. Avati maneja el suspenso como pocos, y logra meter unos golpes de efecto de los buenos, de esos que no están forzados y logran sobresaltar en serio. La primera aparición de uno de los “muertos vueltos a la vida”, que se da al comienzo en un flashback que transcurre en Francia, es uno de los sustos más logrados que yo recuerde. Y lo interesante es que todo está hecho con muy poco, simplemente con la cámara donde tiene que estar, los actores posicionados donde tienen que estar y un efectito de sintetizador en la música que recuerda al que sonaba ante cada aparición de Michael Myers en Halloween. Momentos así hay varios en la película. El resto demuestra un excelente manejo de la información y del suspenso por parte de Avati. Toda la investigación del personaje, narrada en tono de film noir, resulta muy interesante y atrapa realmente. Si bien deja algunos cabos sueltos (y aquí, al contrario de la mayoría de las películas de terror italianas que no se apegan demasiado a lo narrativo, es necesario señalar estas incongruencias como falencias, ya que Avati eligió un estilo narrativo clásico), la película es un prodigio de la puesta en escena, y logra crear un clima de misterio que logra sostener todo el tiempo. La premisa es bastante original si tenemos en cuenta que la película fue estrenada un año antes de editarse la novela Cementerio de animales de Stephen King, con la cual guarda varios puntos de contacto. Así que si bien aquí dudo que podamos hablar de plagio por parte del gran Stephen, sí hay que decir que resulta algo sospechoso que el final de la película de Cementerio de animales, dirigida por Mary Lambert con guión de SK, que no estaba en la novela, sea exactamente idéntico al de esta película. Esto obviamente no desprestigia al gran film de Lambert, pero es bueno remarcarlo. Zeder es una muy buena película, sin duda, y si bien no está a la altura de La casa de las paredes que reían, la obra maestra de Avati no sólo en el género de terror sino en toda su filmografía (ya me ocuparé de ella), es una película no demasiado vista que es necesario descubrir.

Trailer:


Lo squartatore di New York (Lucio Fulci, 1982)

Título internacional: The New York Ripper
Título en Argentina: El descuartizador de Nueva York
Origen: Italia
Duración: 93 minutos
Guión: Lucio Fulci, Dardano Sacchetti, Gianfranco Clerici y Vincenzo Mannino
Fotografía: Luigi Kuveiller
Montaje: Vincenzo Tomassi
Música: Francesco De Masi
Producción: Fabrizio de Angelis
Elenco: Jack Hedley, Paolo Malco, Almanta Suska, Howard Ross, Andrea Occhipinti, Alexandra Delli Colli
Editada en Argentina por Transeuropa Video Entertainment (VHS) y SBP (DVD)
Links de descarga:
Bajar DVDRIP
Bajar DVDR
Bajar en HD (720p)
Bajar en HD (1080p)
Subtítulos en castellano
Entrada en imdb
Nota sobre Lucio Fulci en Senses of Cinema

Puntaje: 9


Para quienes nunca vieron una película de Lucio Fulci (aunque varios de ustedes supongo habrán visto por lo menos La casa cercana al cementerio en VHS en los 80), empezar con esta en particular puede ser todo un desafío que tal vez haga que no quieran ver ningún otro film del incomprendido director italiano Lucio Fulci, pero si no les gusta igual intenten ver otras películas de él, ya que su estilo, hasta cuando trabaja dentro del género de terror, varía película a película. Este es un film muy terrible y sórdido. Si bien otras películas de Fulci con toneladas de gore pueden resultar divertidas, El descuartizador de Nueva York no da para reirse. Sí, al comienzo puede resultarles gracioso el hecho de que el descuartizador en cuestión hable como el pato Donald, pero luego, dado el tono sombrío de la película, termina resultando tan tétrico como el resto.

El comienzo de El descuartizador... no sólo es antológico, sino que 1) es todo un ejemplo de cómo el uso del zoom puede resultar beneficioso para lograr el efecto desesado (en este caso el factor de shock), y 2) prefigura el comienzo de Blue Velvet de David Lynch. En él, un viejito le está tirando un palo a su perro para que éste lo vaya a buscar. Y de repente, en uno de los tiros, el perro trae algo que, por la cara que pone el viejito, no se trata precisamente de un palo. Fulci hace zoom sobre la cara aterrada del viejito hasta llegar a un plano detalle de sus ojos. Luego, por corte, se nos revela que lo que tiene el perro en la boca es ni más ni menos que una mano humana. Zoom hasta plano detalle de la mano, la imagen se congela y llegan los títulos, con una musiquita medio funky-jazzera que sí, está muy fechada, pero que igualmente funciona. Más aun funcionan los típicos efectitos de sintetizador, algo tan común en el cine de terror italiano, que en este caso realmente meten miedo.

Pero más allá de estos detalles, no se trata aquí de una película de terror. Es más bien uno de los giallos más extremos que hayan salido de Italia (y tal vez el policial más extremo jamás realizado). Es una película completamente angustiante; Fulci jamás fue tan pesimista y tan poco irónico como en esta película. La Nueva York que pinta Fulci es una ciudad donde las mujeres no pueden vivir tranquilas ni hacer lo que quieren; siempre va a haber algo que las atormente o que directamente acabe con sus vidas. Las calles de Nueva York son un peligro constante, más aun para las mujeres. Muchos han tratado a El descuartizador... como un film misógino, pero no hay nada más alejado de eso. Y esto se ve en el tono de la película, en la forma en que filma los asesinatos, que son escesivamente gráficos, especialmente uno en el que el descuartizador corta a una mujer con una hoja de afeitar. En aquella escena, Fulci registra con lujo de detalle cómo la hoja pasa por todo el cuerpo de la chica, haciendo planos detalle en el momento en que la hoja le corta el pezón y un ojo. Es una escena terrible, y si bien puede resultar sensacionalista y sería fácil decir que Fulci se regodea con todo esto, el tono de la película da cuenta de que lo que está haciendo Fulci es mostrar los extremos a los que puede llegar un ser humano. Esa escena (y la película entera), parece más un grito de ayuda que pura "explotación".

La película está llena de momentos impactantes no sólo en las secuencias de asesinatos. En un momento vemos a una niña enferma terminal en una cama de hospital, con una pierna y un brazo amputados, con unas ojeras terribles y una expresión de resignación que realmente resulta muy angustiante.

Como en la mayoría de las películas de Fulci y de varios de sus compatriotas que se dedican al terror, lo que menos importa aquí es lo narrativo. Es en la fuerza de las imágenes donde se encuentran los grandes méritos de la película, y la visión de Fulci sobre el mundo, que es pura desesperanza. Varias escenas aquí son un prodigio de la puesta en escena (esto va para quienes creen que Fulci no sabía filmar). La mejor de ellas es sin duda el intento de asesinato de la única víctima que sobrevive, que se conecta con un supuesto sueño de ella en el que ve a su propio novio cortándole la garganta. El plano del tipo moviendo su cuchillo de un lado a otro de la pantalla (la película fue filmada en formato scope; verla en cine debió haber sido una experiencia increíble) es una imagen difícil de borrar de la mente de uno. El descuartizador de Nueva York es una película odiada por casi todo el mundo. Ni siquiera los fanáticos del gore la quieren, debido seguramente a la angustia que genera. Pero es una de las películas más personales de este gran director.


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