Título internacional: The Perfume of the Lady in Black Origen: Italia Duración: 101 minutos Guión: Francesco Barilli, Massimo D’Avak Fotografía: Mario Masini Montaje: Enzo Micarelli Música: Nicola Piovani Producción: Giovanni Bertolucci, Aldo U. Passalacqua Elenco: Mimsy Farmer, Maurizio Bonuglia, Mario Scaccia, Donna Jordan, Orazio Orlando Link de descarga (película y extras) Subtítulos en castellano(sólo de la película, los extras vienen con subs en inglés) Entrada en imdb
Puntaje: 10
Película desconocidísima en todos lados, dirigida por un tipo que hizo otra película aun más maldita llamada Pensione paura, sin embargo se trata de uno de los puntos más altos no sólo del cine de terror italiano, sino también del cine a secas. Una película extrañísima al punto de lo lyncheano –aunque antes-, con algunas reminiscencias a El bebé de Rosemary, Il profumo della signora in nero es de esas películas de las que no se puede decir mucho, porque nada de lo que uno diga puede dar una idea de lo que es esto. Lo que sí puedo decir es que si la ven no se desalienten si la película les parece extremadamente lenta y piensan que no va a ir a ningún lado, porque Il profumo..., si bien tiene un ritmo pausado, va en un crescendo hasta explotar en los últimos minutos finales, con algunas imágenes altamente perturbadoras y uno de los finales más inolvidables que verán jamás. Es de esas películas en las que la brecha entre realidad e irrealidad es ínfima, y nunca sabemos si lo que está pasando realmente está pasando. O sea, como Mulholland Dr. Silvia (Mimsy Farmer) ¿está volviéndose completamente loca o realmente le están pasando cosas muy pero muy raras? ¿Es todo un sueño? ¿Es parte de todo esto un sueño? Y si la respuesta es esta última ¿qué partes son sueños y cuáles no? Todo eso se van a estar preguntando ya tiempo después de haber terminado la película, porque Barilli no da ningún tipo de respuesta fácil; nos entrega una película muy rara para que cada uno haga su propia interpretación.
Se pueden hacer cientos de interpretaciones de todo tipo sobre esta película, y muchas de ellas serían muy posibles, pero no me voy a poner a hacer eso aquí; es mejor que cada uno saque sus propias conclusiones sobre lo que vio. Lo que sí, les aseguro que Il profumo... es una película hermosa es todo sentido. Visualmente no tiene nada que envidiarle al cine de Dario Argento, con un maravilloso uso del color. Barilli encuadra con precisión cada uno de los planos de esta película, de forma elegante hasta cuando recurre al zoom. Suele encuadrar desde espejos y ese tipo de cosas, con angulaciones a veces muy raras, y hace un gran uso de la profundidad de campo. Ver Il profumo... es todo un placer. Lo que no hay aquí son las típicas sobreactuaciones que caracterizan al cine de terror italiano; todos, empezando por Mimsy Farmer, quien está sencillamente perfecta, actuan de manera más bien relajada y con pocos sobresaltos. De hecho, en casi nada se parece a los demás exponentes del terror italiano, ni siquiera en la manera en que se registran las escenas de violencia. La música de Nicola Piovani es otro de los infinitos logros de esta película, y rara vez parece ser la banda musical de una película de terror. De hecho, no hay demasiados momentos en los que se pueda emparentar a la película entera dentro del género. Si bien llega a ser muy gráfica, varios segmentos de la película van muy a contramano de las constantes de cine de terror.
Il profumo... es casi la definición de aquel término que usan los críticos y que a mí me gusta más bien poco, OVNI cinematográfico. Y es también una película que se debe sacar ya mismo del olvido, porque realmente se merece todo tipo de reconocimiento. Es difícil de ver y más difícil de entender, pero vale la pena. Es una lástima que este excelente director llamado Francesco Barilli tenga una filmografía tan escasa; ara cine tiene sólo esta película y la antes mencionada Pensione paura, y también hizo algunos documentales en video y un par de cortos que deben ser aun más inconseguibles. Pero esta película se consigue con sólo hacer doble click en link que puse en la ficha técnica. Cliqueen nomás, dudo que se vayan a arrepentir.
Título internacional: Revenge of the Dead
Título en Argentina: La venganza de la muerte
Origen: Italia
Duración: 95 minutos
Guión: Pupi Avati, Antonio Avati y Maurizio Costanzo
Fotografía: Franco Delli Colli
Montaje: Amedeo Salfa Música: Riz Ortolani
Producción: Antonio Avati, Giuseppe Minervini y Enea Ferrario
Elenco: Gabriele Lavia, Anne Canovas, Paola Tanziani, Cesare Barbetti, Bob Tonelli Link de descarga Subtítulos en castellano Entrada en imdb
Puntaje: 8
Ay, estos muchachos bizarristas. Si leen los “user comments” y algunas “external reviews” en imdb verán que muchos consideran que Zeder, una de las pocas películas de terror que realizó el gran Pupi Avati, es una de las peores películas de la historia. Claro, juega un papel importante el “factor decepción”; la película fue estrenada en EE.UU. con el título Revenge of the Dead y en el afiche tenía a un zombie saliendo de una tumba. Y lo que gracias a una chantada de los distribuidores americanos (que tuvo repercusiones en todo el mundo incluso en la Argentina, ya que allá lejos y hace tiempo fue editada en VHS con el título La venganza de la muerte y con una tapa que parecía prometer tripas al por mayor) pasó como una típica película de zombies a la italiana en la línea de Fulci, Umberto Lenzi y aledaños, es algo completamente distinto. Pero decir que una película es mala porque no hay zombies o que es aburrida porque no tiene gore, o que se la descarte por una avivada de quienes la distribuyeron fuera de Italia es cualquier cosa.
Se trata de un caso raro para una película italiana de terror. Primero porque realmente hay una historia a seguir y esta es bastante complicada, lo cual la aleja del estilo habitual de “estilo sobre sustancia” del cine de terror italiano. La película parecería seguir más la línea de Jacques Tourneur (a quien se cita en una escena con pileta de natación que remite a Cat People). Aquí los pocos zombies que hay no son el imaginario habitual de un zombie post-Romero, se trata más bien de “muertos que vuelven a la vida” simplemente, y la película se concentra en la investigación de su protagonista, un escritor a quien su mujer le regala una máquina de escribir usada en cuya cinta encuentra datos de una investigación de su dueño anterior, que ahondaba en unas tales “Zonas K”, lugares donde el tiempo queda suspendido y pueden ser utilizadas para que los muertos vuelvan a la vida.
Decía que acá no hay nada de gore, y también hay un par de asesinatos, pero estos no son particularmente chocantes. Pero lo que sí hay es una sensación de peligro constante. Avati maneja el suspenso como pocos, y logra meter unos golpes de efecto de los buenos, de esos que no están forzados y logran sobresaltar en serio. La primera aparición de uno de los “muertos vueltos a la vida”, que se da al comienzo en un flashback que transcurre en Francia, es uno de los sustos más logrados que yo recuerde. Y lo interesante es que todo está hecho con muy poco, simplemente con la cámara donde tiene que estar, los actores posicionados donde tienen que estar y un efectito de sintetizador en la música que recuerda al que sonaba ante cada aparición de Michael Myers en Halloween. Momentos así hay varios en la película. El resto demuestra un excelente manejo de la información y del suspenso por parte de Avati. Toda la investigación del personaje, narrada en tono de film noir, resulta muy interesante y atrapa realmente. Si bien deja algunos cabos sueltos (y aquí, al contrario de la mayoría de las películas de terror italianas que no se apegan demasiado a lo narrativo, es necesario señalar estas incongruencias como falencias, ya que Avati eligió un estilo narrativo clásico), la película es un prodigio de la puesta en escena, y logra crear un clima de misterio que logra sostener todo el tiempo. La premisa es bastante original si tenemos en cuenta que la película fue estrenada un año antes de editarse la novela Cementerio de animales de Stephen King, con la cual guarda varios puntos de contacto. Así que si bien aquí dudo que podamos hablar de plagio por parte del gran Stephen, sí hay que decir que resulta algo sospechoso que el final de la película de Cementerio de animales, dirigida por Mary Lambert con guión de SK, que no estaba en la novela, sea exactamente idéntico al de esta película. Esto obviamente no desprestigia al gran film de Lambert, pero es bueno remarcarlo. Zeder es una muy buena película, sin duda, y si bien no está a la altura de La casa de las paredes que reían, la obra maestra de Avati no sólo en el género de terror sino en toda su filmografía (ya me ocuparé de ella), es una película no demasiado vista que es necesario descubrir.
Título internacional: The New York Ripper Título en Argentina: El descuartizador de Nueva York Origen: Italia Duración: 93 minutos Guión: Lucio Fulci, Dardano Sacchetti, Gianfranco Clerici y Vincenzo Mannino Fotografía: Luigi Kuveiller Montaje: Vincenzo Tomassi Música: Francesco De Masi Producción: Fabrizio de Angelis Elenco: Jack Hedley, Paolo Malco, Almanta Suska, Howard Ross, Andrea Occhipinti, Alexandra Delli Colli Editada en Argentina por Transeuropa Video Entertainment (VHS) y SBP (DVD) Links de descarga: Bajar DVDRIP Bajar DVDR Bajar en HD (720p) Bajar en HD (1080p) Subtítulos en castellano Entrada en imdb Nota sobre Lucio Fulci en Senses of Cinema
Puntaje: 9
Para quienes nunca vieron una película de Lucio Fulci (aunque varios de ustedes supongo habrán visto por lo menos La casa cercana al cementerio en VHS en los 80), empezar con esta en particular puede ser todo un desafío que tal vez haga que no quieran ver ningún otro film del incomprendido director italiano Lucio Fulci, pero si no les gusta igual intenten ver otras películas de él, ya que su estilo, hasta cuando trabaja dentro del género de terror, varía película a película. Este es un film muy terrible y sórdido. Si bien otras películas de Fulci con toneladas de gore pueden resultar divertidas, El descuartizador de Nueva York no da para reirse. Sí, al comienzo puede resultarles gracioso el hecho de que el descuartizador en cuestión hable como el pato Donald, pero luego, dado el tono sombrío de la película, termina resultando tan tétrico como el resto.
El comienzo de El descuartizador... no sólo es antológico, sino que 1) es todo un ejemplo de cómo el uso del zoom puede resultar beneficioso para lograr el efecto desesado (en este caso el factor de shock), y 2) prefigura el comienzo de Blue Velvet de David Lynch. En él, un viejito le está tirando un palo a su perro para que éste lo vaya a buscar. Y de repente, en uno de los tiros, el perro trae algo que, por la cara que pone el viejito, no se trata precisamente de un palo. Fulci hace zoom sobre la cara aterrada del viejito hasta llegar a un plano detalle de sus ojos. Luego, por corte, se nos revela que lo que tiene el perro en la boca es ni más ni menos que una mano humana. Zoom hasta plano detalle de la mano, la imagen se congela y llegan los títulos, con una musiquita medio funky-jazzera que sí, está muy fechada, pero que igualmente funciona. Más aun funcionan los típicos efectitos de sintetizador, algo tan común en el cine de terror italiano, que en este caso realmente meten miedo.
Pero más allá de estos detalles, no se trata aquí de una película de terror. Es más bien uno de los giallos más extremos que hayan salido de Italia (y tal vez el policial más extremo jamás realizado). Es una película completamente angustiante; Fulci jamás fue tan pesimista y tan poco irónico como en esta película. La Nueva York que pinta Fulci es una ciudad donde las mujeres no pueden vivir tranquilas ni hacer lo que quieren; siempre va a haber algo que las atormente o que directamente acabe con sus vidas. Las calles de Nueva York son un peligro constante, más aun para las mujeres. Muchos han tratado a El descuartizador... como un film misógino, pero no hay nada más alejado de eso. Y esto se ve en el tono de la película, en la forma en que filma los asesinatos, que son escesivamente gráficos, especialmente uno en el que el descuartizador corta a una mujer con una hoja de afeitar. En aquella escena, Fulci registra con lujo de detalle cómo la hoja pasa por todo el cuerpo de la chica, haciendo planos detalle en el momento en que la hoja le corta el pezón y un ojo. Es una escena terrible, y si bien puede resultar sensacionalista y sería fácil decir que Fulci se regodea con todo esto, el tono de la película da cuenta de que lo que está haciendo Fulci es mostrar los extremos a los que puede llegar un ser humano. Esa escena (y la película entera), parece más un grito de ayuda que pura "explotación".
La película está llena de momentos impactantes no sólo en las secuencias de asesinatos. En un momento vemos a una niña enferma terminal en una cama de hospital, con una pierna y un brazo amputados, con unas ojeras terribles y una expresión de resignación que realmente resulta muy angustiante.
Como en la mayoría de las películas de Fulci y de varios de sus compatriotas que se dedican al terror, lo que menos importa aquí es lo narrativo. Es en la fuerza de las imágenes donde se encuentran los grandes méritos de la película, y la visión de Fulci sobre el mundo, que es pura desesperanza. Varias escenas aquí son un prodigio de la puesta en escena (esto va para quienes creen que Fulci no sabía filmar). La mejor de ellas es sin duda el intento de asesinato de la única víctima que sobrevive, que se conecta con un supuesto sueño de ella en el que ve a su propio novio cortándole la garganta. El plano del tipo moviendo su cuchillo de un lado a otro de la pantalla (la película fue filmada en formato scope; verla en cine debió haber sido una experiencia increíble) es una imagen difícil de borrar de la mente de uno. El descuartizador de Nueva York es una película odiada por casi todo el mundo. Ni siquiera los fanáticos del gore la quieren, debido seguramente a la angustia que genera. Pero es una de las películas más personales de este gran director.