martes, 9 de enero de 2007

The Baby (Ted Post, 1973)

Origen: Estados Unidos
Duración: 84 minutos
Guión: Abe Polsky
Fotografía: Michael Margulies
Montaje: Bob Crawford Sr., Dick Wormell
Música: Gerald Fried

Producción: Abe Polsky, Milton Polsky
Elenco: Anjanette Comer, Ruth Roman, Marianna Hill, Suzanne Zenor, Beatrice Manley, David Manzy
Link de descarga
No encontré subtítulos, ni en castellano ni en inglés. Si alguien encuentra, por favor avisen.

Puntaje: 8




Lo primero que llama la atención de esta película del generalmente correcto artesano Ted Post, director de episodios de varias series de TV como The Twilight Zone, Columbo y Baretta y de films eastwoodeanos como La marca de la horca y Magnum Force, es que la MPAA le haya dado en su momento una calificación PG. Y es verdad, no es que haya sangre a borbotones ni, mucho menos, gore, pero también es verdad que el contenido de The Baby calificaría el día de hoy sin demasiado esfuerzo para un temible NC-17. Esto no hace más que hablar del nivel de pacatería que hay hoy en día, pero The Baby no deja de ser una película de un nivel de perversión que no se ve por estos días en el cine de Hollywood.

La película cuenta la historia de una trabajadora social que va a visitar a una familia compuesta por una madre dominante y sus dos hijas, todas ellas tan trastornadas que parecen parientes de las chicas Beale, las inolvidables protagonistas del documental Grey Gardens de los hermanos Maysles, y un bebé. La particularidad es que este bebé, el “benjamín” de la familia, tiene en realidad 21 años, pero duerme en cuna, usa pañales y ese tipo de cosas. La asistente social quiere comprobar que en realidad el niño no tiene ningún problema, sino que su madre y sus hermanas lo han criado así de lo locas que están nomás. O sea, una verdadera familia disfuncional; acá no se trata de una típica familia disfuncional light del cine indie americano. Pero si ya de por sí el punto de partida es puro morbo, y si pensamos que la película tiene también incesto, tortura y todo tipo de “barbaridades”, es interesante cómo The Baby es completamente sobria en lo visual. Post sabe perfectamente que lo que está contando es muy enfermo, y no recarga las tintas. Y es ahí donde esa calificación PG ayuda mucho a la película. El tipo metió “poco contenido objetable” pero a la vez hizo una de las películas más perturbadoras jamás realizadas.

Podría decirse que por momentos la estética de la película parece televisiva, y el hecho de haber sido realizada en “formato académico” (o sea, lo que en dvd se conoce como Standard o Full Screen) no hace más que contribuir a aquello, pero hay que decir que si bien se nota que el tipo vino de la TV, la estética recuerda a las series setentosas como Columbo en las que Post solía participar, donde había un cuidado más bien cinematográfico en la puesta en escena. The Baby puede parecer televisión, pero en todo caso se parece a la mejor televisión; está muy lejos del look de cualquier telefilm barato. Post encuadra muy bien, y es especialmente inolvidable el enfrentamiento sobre el final, en plena oscuridad y a base de sombras y siluetas apenas visibles.

Imprevisible como pocas, y con un final bien de película de terror de los setenta, repleto de ironía y con imagen congelada final incluida, que seguramente dejaría desencajado a cualquiera, The Baby mantiene el interés durante sus ajustados 84 minutos, con un par de baches narrativos que no afectan demasiado al disfrute general. Encima, es una película de terror que puede también ser leída como una comedia negrísima, pero que en ninguno de los casos sale perjudicada. Y hay que remarcar como otro mérito para los realizadores que el hecho de que haya un grandulón que duerma en corralito, use pañales y tome mamadera (o teta, en otra escena macabra de un catálogo de escenas macabras como lo es The Baby), no la haga caer en el más bajo de los ridículos. Puede causarnos gracia la primera vez que lo vemos, pero cuando sabemos las implicancias de todo esto (y más aún cuando vemos cómo el bebé es torturado con picana por una de sus hermanas) no nos dan más ganas de reirnos de eso.

Muchos critican que sonidos del bebé sean de un bebé real. Según la trivia de imdb, la voz del bebé era originalmente del actor que lo interpretó, pero cuando el audio fue remasterizado, parece que las grabaciones originales de dichos sonidos se habían perdido y fueron reemplazadas. No sé si esto será verdad y no vi la versión con el audio original, pero sí sé que el hecho de que de un tipo de 21 años salgan sonidos de un bebé de menos de un año de edad me asustó muchó, y crea una sensación de extrañeza que ayuda muchísimo a la película.

Ah, y posiblemente The Baby sea leído por varios como un film misógino, pero nunca una película con personajes femeninos así de maravillosos podría serlo.

viernes, 5 de enero de 2007

La casa dalle finestre che ridono (Pupi Avati, 1976)

Título internacional: House With the Windows That Laugh/The House With Laughing Windows
Origen: Italia

Duración: 110 minutos

Guión: Pupi Avati, Antonio Avati, Gianni Cavina, Maurizio Costanzo

Fotografía: Pasquale Rachini

Montaje: Giuseppe Baghdighian

Música: Amedeo Tommasi

Producción: Antonio Avati, Gianni Minervini

Elenco: Lino Capolicchio, Francesca Marciano, Gianni Cavina, Giulio Pizzirani, Vanna Busoni, Andrea Matteuzzi

Link de descarga
Subtítulos en castellano

Entrada en imdb


Puntaje: 10


Otra de las incursiones de Pupi Avati en el género de terror es también su mejor película, por no decir que es una de las mejores películas de todos los tiempos. Es increible cómo con nada este tipo puede hacer algo tan gigantesco. Al igual que Il profumo della signora in nero, obra maestra de Francesco Barilli que descubrí hace días nomás, La casa dalle finestre che ridono (es increíble la longitud de los títulos de giallos de los ’70; otros ejemplos: Perché quelle strane grocce di sangue sul corpo di Jennifer?, Rivelazioni di un maniaco sessualeal capo de la squadra movile e I corpi presentano tracce di violenza carnale, por decir sólo algunos) tiene un ritmo pausado y va en un crescendo hasta llegar a un final inolvidablemente perturbador. De hecho, también, al igual que la película de Barilli, se aleja muchísimo de los giallos convencionales de la época. Avati, como lo haría más adelante en Zeder, construye su propio universo, un universo perfecto y cerrado en sí mismo, y narra de manera clásica, sin las incoherencias tan propias del cine de terror italiano. Lo que la hace superior a Zeder es que aquí, si bien no todo se resuelve y algunas cosas quedan para la imaginación del espectador, la película no deja cabos sueltos.

El comienzo de la película es altamente aterrador, y hace pensar que lo que veremos a continuación va a seguir en esa línea. En él, vemos una imagen granulada y en sepia de un hombre siendo apuñalado una y otra vez. Los movimientos del hombre en ese plano son muy extraños, como si la escena estuviera proyectada al revés (lo cual es altamente posible), y encima la escena está ralentada. Lo que escuchamos en ese momento es una música muy lúgubre que hiela la sangre, mientras se oye algo que parece una especie de ritual macabro, que va a repetirse más adelante en la historia. Pero luego de este perturbador comienzo, la película toma un rumbo completamente diferente a lo que promete. Avati se toma su tiempo en desciribir a los habitantes del pueblito donde transcurre la película, al que llega nuestro héroe, Stefano (Lino Capolicchio), para restaurar una pintura de la iglesia del pueblo, que había sido realizada por un hombre a quien solían llamar “el artista de la agonía” por su tendencia a pintar gente que está apunto de morir. Es muy obvio que los habitantes ocultan algo, y Stefano se interesa en saber qué, más aun cuando empieza a recibir llamados anónimos diciéndole que se vaya del pueblo y no toque la pintura de la iglesia.

Decía que al empezar la película toma un rumbo diferente al esperable luego de semejate secuencia de títulos. Y ese es otro de los grandes méritos de la película. Uno nunca sabe lo que va a ocurrir en la escena siguiente. Esa imprevisibilidad que recorre a la película entera la hace todavía más angustiante, y Avati nos sorprende escena a escena. A Avati no le interesan las fórmulas; si bien la película mantiene un tono de policial hasta llegar al desorbitado final, nunca se rinde ante sus convenciones. Y es así como La casa... se las arregla para que, a pesar de estar narrada de manera pausada, uno nunca pierda el interés.

Salvo al comienzo y al final, no hay sangre en la película; todo es puro clima y atmósfera. Tampoco hay sustos baratos ni nada que se le parezca. La casa... da mucho miedo, pero esto Avati lo logra mediante toques sutiles, aumentando cada vez más el misterio sin recargar las tintas (salvo en el final, como dije). Y es una de esas películas que da placer ver; de una increible belleza en cada uno de sus encuadres y sus decisiones de puesta en escena. Avati suele renegar de sus incursiones dentro del género, pero la verdad no entiendo por qué. Tanto Zeder como La casa... son películas únicas dentro del género y dentro de su filmografía, y demuestran que el tipo conoce mucho del tema. La casa..., en especial, es una obra maestra del cine de terror, a pesar de ir completamente a contramano de lo que se suele hacer con este tipo de cine. Muestra a un director que con pocas pero poderosas armas puede lograr crear un universo pesadillesco y a la vez hermoso.

Trailer:


jueves, 4 de enero de 2007

Night of the Creeps (Fred Dekker, 1986)

Título en Argentina: El terror llama a su puerta
Origen: EEUU
Duración: 88 minutos
Guión: Fred Dekker
Fotografía: Robert C. New
Montaje: Michael N. Knue
Música: Barry De Vorzon
Producción: Charles Gordon
Elenco: Jason Lively, Steve Marshall, Jill Whitlow, Tom Atkins, David Paymer, Dick Miller
Editada en Argentina por Gativideo (VHS), aun no editada en DVD en ningún lado
Links de descarga:

Puntaje: 9



“JC (a Chris): For the record, this is Cynthia Cronemberg. And we’re...
Landis: ...Cristopher Romero and James Carpenter Hooper? (muestra su placa) Landis, homicide”.
Es una lástima que alguien como Fred Dekker no haya podido tener la gran carrera que merecía. Dirigió sólo tres películas; esta, que fue su opera prima, la extraordinaria The Monster Squad al año siguiente, y recién seis años después, la película que lo hundió para siempre, la injustísimamente subvalorada Robocop 3. También fue el autor de la idea original para el clásico House, de Steve Miner, y escribió varios episodios para la serie Cuentos de la cripta, uno de los cuales dirigió. Pero salvo por un par de guiones para Star Trek: Enterprise, Dekker no pudo hacer nada desde 1993. Encima, sus dos primeras películas, que son consideradas clásicos por muchos, no han podido editarse en DVD por diversas razones, principalmente por cuestiones de copyright, ya que ni él sabe quién tiene los derechos. Así que podríamos decir que estamos hablando de lo que comunmente se conoce como “director maldito”, lo cual, si ven por lo menos Night of the Creeps y The Monster Squad, se darían cuenta de que se trata de una injusticia.

Como podrán haber sospechado gracias a la cita que puse al comienzo, el de Dekker es un cine que desborda de cinefilia y de autoconsciencia. Como en las películas de Joe Dante (con quien Dekker comparte muchísimas cosas, cameo de Dick Miller incluido), los personajes tienen apellidos de directores de cine. Incluso los protagonistas asisten a la Universidad Corman. NotC es uno de esos actos de amor al cine, en este caso al cine clase B más burdo y adorable.

El comienzo de la película es antológico. En una nave espacial, vemos a unos extraterrestres con aspecto de bebés gigantes y la cara idéntica a la del Stewie Griffin de Family Guy, persiguiendo a uno de los suyos, que lleva un tubo en la mano, a escopetazos. Cuando hablan lo hacen mediante sonidos en un lenguaje que obviamente desconocemos, pero Dekker lleva esto mucho más allá. Como si la película hubiera sido hecha por extraterrestres, aparece un subtitulado en otro idioma incomprensible, y recién debajo de eso, entre paréntesis, se ven los subtítulos en inglés. El extraterrestre fugitivo dice “este experimento no debe salir de la nave” y acto seguido le disparan y vemos cómo el tubo sale de la nave. Corte a La Tierra, año 1959. En blanco y negro y con estética de sci-fi cincuentoso, vemos la segunda introducción de esta historia, que incluye el contacto de un terrícola con el dichoso tubo y un asesino serial suelto con hacha en mano.

Luego de esta doble intro llegamos al presente, al color, a la misma universidad donde transcurrió el segmento cincuentoso. Ahí se nos presenta a nuestro héroe, Chris, y su mejor amigo JC, que es gay y parapléjico y la película muestra esto con toda naturalidad y sin ningún tipo de alardes, lo cual la convierte en una película de avanzada. Chris y JC son los geeks del colegio. Chris quiere entrar a una fraternidad para conquistar a Cynthia, la chica que le gusta. Como rito de iniciación, el matón novio de Cynthia y sus secuaces les piden que se roben un cadáver de la morgue y lo dejen en la entrada de una fraternidad. Pero Chris y JC, por error, dan con un cadáver que no lo es. Se trata del cuerpo criogenizado del joven que en 1959 fue atacado por algo que salió del tubo extraterrestre.

Sin quererlo, estos chicos desencadenan una serie de sucesos que involucran gusanos que convierten en zombie a todo el que se cruce (la misma idea, con toda autoconsciencia, fue utilizada por James Gunn en la excelente Slither, editada directo a video aquí el año pasado). Y, de paso, logran el punto de partida definitivo para una de las películas más divertidas y adorables que existen. Sí, hay sangre, bastante, pero no se trata de una película de miedo, sino que es una gran comedia de terror. NotC es pura adrenalina, y su último tramo -salvo por el chiste tonto de los últimos segundos que le fue impuesto a Dekker por los productores; pueden ver el final original en uno de los youtubes de abajo)- es inolvidable. Una película ochentosísima en el mejor sentido, con excelentes gags y personajes entrañables.

Trailer: